por
Thierry Meyssan
Cuando
el presidente Trump parece haber resuelto, más o menos, sus problemas de
autoridad interna, el conflicto se desplaza al seno de la OTAN.
Washington quiere que se abandone la manipulación del terrorismo pero
Londres no tiene intenciones de renunciar al instrumento que tan eficaz
le ha resultado para imponer su influencia. Inicialmente organizado como
caja de resonancia de la alianza atlántica, el Grupo de Bilderberg
acaba de ser escenario de un enconado debate entre partidarios y
adversarios del uso imperialista del terrorismo islamista en el Medio
Oriente.
- No existen fotos de la reunión del Grupo de Bilderberg, cuyos trabajos tienen carácter confidencial. La policía del Estado de Virginia y el FBI no estuvieron vinculados a la protección del encuentro, que estuvo en manos de una milicia armada privada y de la OTAN.
El Grupo de Bilderberg fue creado en 1954, por
la CIA y el MI6, para respaldar a la OTAN. ¿Objetivo? Crear un marco
para el encuentro de personalidades del mundo económico y del mundo
mediático con responsables políticos y militares para alertar a la
sociedad civil sobre la gravedad del «peligro rojo». Lejos de ser
un foro de toma de decisiones, este restringido club ha sido
históricamente un lugar de encuentro donde los “veteranos” tenían que
rivalizar en fidelidad a Londres y a Washington y los “jóvenes” estaban
llamados a demostrar que se podía confiar en ellos para enfrentar a los
soviéticos [1].
Fue en la reunión de 1979 donde Bernard Lewis reveló a
los participantes del Grupo de Bilderberg el papel de la Hermandad
Musulmana en la lucha contra el gobierno comunista afgano. Este
islamólogo anglo-israelo-estadounidense propuso en aquel encuentro
extender la «guerra por la Libertad» (sic) a toda el Asia central.
Fue en la reunión de 2008 del Grupo de Bilderberg –o sea, 2 años
antes de que comenzaran los desórdenes– que la señora Basma Kodmani
(futura portavoz de la oposición siria) y el alemán Volker Perthes
(futuro consejero del estadounidense Jeffrey Feltman en la elaboración
del documento para la capitulación total e incondicional de Siria [2])
explicaron por qué resultaba de interés respaldar a la Hermandad
Musulmana para dominar el Medio Oriente. El dúo Kodmani/Perthes
subrayaba entonces ante el Grupo de Bilderberg la «moderación» de la Hermandad Musulmana ante Occidente, en contraste con el soberanismo «extremista» de Irán y Siria [3].
Fue también ante el Grupo de Bilderberg, en la reunión de 2013, que
el jefe de la asociación de los patrones alemanes, Ulrich Grillo,
se pronunció por la organización de la migración masiva de 800 000
trabajadores sirios hacia las fábricas alemanas [4].
Bilderberg 2017
Ahora, el Grupo de Bilderberg acaba de realizar su reunión de 2017,
del 1º al 4 de junio y en Estados Unidos. Lo excepcional de este
encuentro es que, de los 130 participantes, no todos defendieron el
mismo proyecto. En realidad pasó todo lo contrario a lo habitual: ante
las intervenciones de Donald Trump en la cumbre
arabo-islamo-estadounidense y en la cumbre de la OTAN [5],
la CIA y el MI6 organizaron el primer día un debate entre partidarios y
adversarios de la lucha contra el islamismo. Por supuesto, se trataba
de obtener un compromiso entre ambos bandos o definir claramente las
disensiones existentes y no permitir que estas destruyan el objetivo
inicial de la alianza atlántica, que es la lucha contra Rusia [6].
Del lado del anti-islamismo (que no apunta contra la religión
musulmana sino contra el islam político al estilo de Sayyid Qutb),
estaban el general H. R. McMaster (consejero de seguridad nacional del
presidente Trump) y la experta Nadia Schadlow. El general McMaster es un
reconocido estratega cuyas teorías se han visto verificadas en el campo
de batalla. Nadia Schadlow ha trabajado sobre todo en cómo convertir
las victorias militares en éxitos políticos, se ha interesado mucho en
la reestructuración de los movimientos políticos en los países
derrotados y está a punto de publicar un nuevo libro sobre la lucha
contra el radicalismo islámico.
En el bando de los pro-islamistas estuvieron:
Como si ese desequilibrio no fuese suficiente, los organizadores
incluyeron también en el debate a varios expertos en justificar
lo injustificable, como el profesor Niell Fergusson (historiador del
colonialismo británico).
Un posible cambio radical
en materia de alianzas
Habrá que esperar algún tiempo para saber lo que se dijo en esta
reunión y entender las conclusiones a las que han llegado o no
los contendientes. Pero lo que sí es ya evidente es que Londres está
incitando a un cambio de paradigma en el Medio Oriente. Si bien
se abandona el modelo de la «primavera árabe» –o sea, la reproducción de la «revuelta árabe de 1916»,
organizada por Lawrence de Arabia para sustituir el Imperio Otomano por
el Imperio Británico–, el MI6 espera crear una nueva colusión basada en
el islam político.
De hecho, mientras que Washington renovó su alianza con Arabia
Saudita y convenció ese reino de que tiene que romper con la Hermandad
Musulmana a cambio de 110 000 millones de dólares en armamento
estadounidense [7],
Londres está tratando de montar una alianza entre Irán, Qatar, Turquía y
la Hermandad Musulmana. Si el proyecto británico llegara a prosperar
veríamos disolverse el conflicto «sunnitas versus chiitas» para asistir a la creación de una «media luna del islam político» Teherán-Doha-Ankara-Idlib-Beirut-Gaza. Esa nueva situación permitiría al Reino Unido conservar su influencia en la región.
El único punto de consenso entre los miembros de la alianza atlántica
parece ser la necesidad de abandonar el principio que estipulaba
la creación de un Estado yihadista. Todos admiten que hay que volver a
meter el demonio dentro de la botella. En otras palabras, están
de acuerdo en que hay que acabar con el Emirato Islámico (Daesh)… aunque
algunos de sus miembros a al-Qaeda puedan acabar siendo transferidos a
al-Qaeda. Eso explica el hecho que –inquieto por su supervivencia
personal– el Califa autoproclamado haya hecho llegar secretamente un
ultimátum al primer ministro británico y al presidente de Francia.
Cada cual tendrá que definir
de qué lado está
En los próximos meses veremos si es real el cambio de Arabia Saudita.
De ser verdadero, sería una buena noticia para los sirios… pero
resultaría mala para los yemenitas –cuya tragedia seguiría manteniéndose
en silencio en el mundo occidental. Con su cambio de actitud, el rey
saudita Salman se abre a sí mismo la posibilidad de hacer evolucionar el
wahabismo –que actualmente es una secta de fanáticos– para convertirlo
en una religión normal. Ya en este mismo instante, el súbito conflicto
entre Riad y Doha alrededor de Irán viene acompañado de una polémica
sobre el posible parentesco entre el fundador de la secta –Mohammed
ben Abdelwahhab– y la dinastía qatarí de los Al-Thani, pretensión que
pone locos de rabia a los miembros de la dinastía Saud.
El proyecto del «islam político» consiste en unir a los
miembros de la Hermandad Musulmana y los partidarios de Khomeiny.
Ese proyecto implica que Irán, e incluso el Hezbollah, adopte esa
problemática como reemplazo de la lucha antiimperialista. Si llegara a
concretarse, Irán se retiraría de Siria. La Casa Blanca toma muy
en serio esa posibilidad y se prepara –con gran temor– para enfrentarla.
Para ello, Donald Trump ya designó a Teherán como su nuevo enemigo en
su discurso de Riad y acaba de nombrar a Michael D’Andrea
(el organizador del asesinato de Imad Mougniyeh, perpetrado en 2008,
en Damasco) como responsable de la acción de la CIA relacionada
con Irán [8].
Rusia ya se había preparado para una nueva distribución de las cartas
en el Medio Oriente. Ha seguido adelante con su ambición de lograr
acceso a las «aguas cálidas», mediante su apoyo a Siria, y de
poder circular a través de los estrechos de los Dardanelos y del Bósforo
(pasos obligados para entrar en el Mediterráneo), acercándose para ello
a su adversario hereditario, que es Turquía. Pero a largo plazo,
el islam político sólo puede acabar trayéndole problemas en el Cáucaso.
Como siempre sucede cuando los jugadores se reparten nuevamente
las cartas, cada uno de ellos tiene que definir su posición. El Reino
Unido defiende su Imperio, Francia defiende a su clase dirigente y
Estados Unidos defiende a su pueblo. Algunos, en el Medio Oriente,
lucharán por su comunidad y otros por sus ideas.
Pero las cosas no siempre son tan simples: Irán podría seguir
el ideal del imam Khomeiny confundiendo el fin y los medios. Lo que
comenzó siendo una revolución antiimperialista alentada con la fuerza
del islam podría convertirse entonces en una simple afirmación del uso
de esta religión para lograr objetivos políticos.
Las consecuencias en el resto del mundo
El MI6 y la CIA asumieron un gran riesgo al invitar a la reunión de
Bilderberg 2017 al representante de un país que no es miembro de
la OTAN. El embajador de China, Cui Tiankai, cuya intervención estaba
programada sólo para el cuarto día del seminario, tuvo por tanto tiempo
de evaluar, desde el primer día, las posiciones de cada uno de los
miembros de la OTAN.
Por un lado, Pekín apuesta por la colaboración de Donald Trump, por
la apertura de Estados Unidos al Banco Asiático de Inversión para la
Infraestructura (AIIB) y por el desarrollo de todas sus rutas
comerciales. Por otro lado, espera que el Brexit se traduzca en una
alianza económica y financiera con Londres [9].
El embajador Cui, quien fue director del Centro de Investigación
Política del ministerio chino de Relaciones Exteriores, aparentemente
podría darse por satisfecho con una simple destrucción de Daesh. Pero él
no ignora que quienes orquestaron el nacimiento del Califato para
cortar el paso a la «ruta de la seda» en Irak y en Siria y organizaron después la guerra en Ucrania para cortar también la «nueva ruta de la seda»
se preparan además para abrir un tercer frente en Filipinas y
un cuarto frente en Venezuela, con los que esperan cortar otros
proyectos de comunicación.
Desde esa perspectiva, China –que al igual que Rusia tiene el mayor
interés en respaldar a Donald Trump, aunque sea para prevenir el
terrorismo en su propio suelo– no puede menos que interrogarse sobre las
posibles consecuencias a largo plazo de una hegemonía británica en la «media luna del islam político».
[1] «Lo que usted no sabe sobre el Grupo de Bilderberg», Thierry Meyssan, Komsomolskaya Pravda/Red Voltaire, 15 de abril de 2011.
[2] «Alemania y la ONU contra Siria», por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria) , Red Voltaire, 28 de enero de 2016.
[3] Sous nos yeux. Du 11-Septembre à Donald Trump, Thierry Meyssan, Editions Demi-lune, 2017. Una edición en español de este libro debe aparecer en las librerías próximante.
[4] «Cómo la Unión Europea manipula a los refugiados sirios», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 2 de mayo de 2016.
[5] «Trump adelanta sus peones», por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria), Red Voltaire, 30 de mayo de 2017.
[6] «Grupo de Bilderberg, reunión de 2017», Red Voltaire, 2 de junio de 2017.
[7] «Donald Trump contre le jihadisme », par Thierry Meyssan, Al-Watan (Syrie) , Réseau Voltaire, 23 mai 2017.
[8] «La CIA prepara operaciones secretas duras contra Irán», Red Voltaire, 3 de junio de 2017.
[9] «El Brexit redistribuye las cartas de la geopolítica mundial», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 27 de junio de 2016.
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