Arabia Saudita emitió un ultimátum a Catar, con diez demandas concretas,
entre las cuales, se encontraban la obligación de cortar todos los
lazos con la Hermandad Musulmana y Hamas.
Este ultimátum, ha provocado una respuesta dramática por parte de la pequeña nación del Golfo.
Funcionarios
estadounidenses han observado el aumento de la actividad militar de
Catar, que ha puesto a sus fuerzas “en el estado más alto de alerta” por
temor a una inminente incursión militar saudí.
Las fuentes
añaden que los militares de Catar han preparado sus unidades blindadas,
en preparación para una posible incursión militar por parte de sus
vecinos del Golfo.
Además, el Ministerio de Defensa de Catar
envió una carta a los gobiernos de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y
Bahrein, advirtiendo que dispararían a cualquier buque de dichos países
que entraran en sus aguas territoriales.
La escalada se produjo
al mismo tiempo que el presidente Donald Trump realizaba un giro de 180
grados en su retórica contra Catar.
Tras
pasarse el día acusando a Catar de terrorismo y felicitando a las otras
naciones del Golfo por cortar las relaciones diplomáticas con Doha, que
alberga una base militar estadounidense.
CNN informa que en una
llamada telefónica con el emir Qatar, Trump “extendió una rama de
olivo”, ofreciendo ayudar a las partes a resolver sus diferencias
invitándolas a una reunión en la Casa Blanca si es necesario, algo
completamente contradictorio con su propia política real.
Este
gesto, se puede interpretar como una invitación por parte de Trump, a
que Catar se rinda a los intereses norteamericanos y los de sus aliados
Saudíes.
Paralelamente,
Irán envió el primer avión con alimentos a Catar, cuyos países vecinos
cerraron las fronteras aéreas y marítimas con la monarquía del golfo
Pérsico.
La víspera se supo que los cataríes están negociando con
Irán y Turquía el suministro de alimentos y agua potable tras la
ruptura de los vínculos diplomáticos y comerciales con sus proveedores
tradicionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario