miércoles, 17 de junio de 2020

Los banqueros estadounidenses llevaron a cabo el mayor atraco de la historia


Los principales medios de comunicación parecen ser parte de una operación de propaganda que en este momento están tratando de desviar la atención de lo que realmente importa, que es el cártel bancario más poderoso del mundo —las personas que esencialmente poseen y operan el gobierno de los Estados Unidos, Occidente y gran parte del mundo. Ellos robaron al menos $7 billones, principalmente a personas pobres, durante la cuarentena del COVID que destruyó las pequeñas empresas en todo el mundo, que está matando de hambre a personas pobres en todo el mundo y que llevó a la impresión de dinero ilimitado para los banqueros más grandes y ricos del mundo. Se rescató a estos banqueros de su crisis de deuda y se les dio el derecho de darse a sí mismos y a sus amigos todo el dinero que quieran imprimiéndolo de la nada, y lo siguen haciendo mientras escribo este artículo.
Hubo un rescate corporativo a nivel de billones para los amigos de Steven Mnuchin. Él y sus amigos sionistas tienen una línea de crédito ilimitada. Nunca tienen que devolverlo. Básicamente es solo un fondo para sobornos de rescate.
Este es el robo más grande en la historia del mundo y la gente común está sufriendo horriblemente. Estaban encerrados y sentían que no podían respirar. Sus vidas económicas han sido destruidas y sentían que no podían respirar.
Y entonces, de repente, justo en el momento en que deberían haberse levantado y rebelarse y asaltar Wall Street, asaltar Washington DC y derrocar a estos ladrones que acababan de llevar a cabo el mayor robo en la historia del mundo, de repente la narrativa se enfoca en los conflictos raciales, y los trabajadores blancos y negros comunes se vuelven unos contra otros, hablando sobre la raza, en lugar de sobre este gran robo llevado a cabo bajo el pretexto premeditado de una pandemia de COVID que casi con certeza se fabricó en un laboratorio de guerra biológica, bajo la dirección de los mismos banqueros que han robado seis, siete o más billones de dólares en base a esta pandemia que obviamente planearon con gran detalle antes de tiempo, como parte de un esfuerzo para centralizar su riqueza y amasar poder para detener el ascenso de China haciendo estallar el mundo globalizado con la economía que es el motor del ascenso de China, y para permitirse imponer un estado policial de arriba hacia abajo para que ellos puedan continuar centralizando y fortaleciendo su control de Occidente y del mundo. De eso se trataba realmente la crisis del COVID. Y cambiaron la narrativa rápidamente para que no nos diéramos cuenta.
 
 
Fuente:
Kevin Barrett / Veterans Today — US bankers stole $7 trillion during COVID-19 lockdown, destroyed small businesses.
MENTE ALTERNATIVA 

jueves, 11 de junio de 2020

¿Le servirá a Trump alentar una guerra civil para derrotar a Biden?

Donald Trump saluda al expresideente de EE.UU., Joe Biden, ante la atenta mirada de su predecesor en el cargo, Barack Obama, durante su toma de posesión en Washington, 20 de enero de 2017.
¿A caso le salvará a Trump su hostigamiento de incitar una guerra civil en EE.UU., en su desesperación, para ganar las elecciones presidenciales a su rival Biden?

El estallido de disturbios y violencia generalizada en Estados Unidos a raíz del brutal asesinato del afrodescendiente George Floyd a mano de un agente de policía racista ha puesto en duda la reelección del presidente de EE.UU., Donald Trump en las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre.

Para pesquisar las razones que plantean tales dudas no hace falta decir que Trump es el presidente más controvertido en la historia de EE.UU., que desde que llegara a la Casa Blanca, allá en enero de 2017, no ha parado de generar polémicas por doquier con sus medidas draconianas implementadas con el único objetivo de saciar las ansias de dominio mundial de Estados Unidos

La supuesta injerencia de Rusia a su favor en las elecciones de 2016 que le ha dado algún que otro quebradero de cabeza por ser la espada de Damocles le ha perseguido por mucho tiempo junto a otros escándalos morales de tinte sexual y económico, así como la interferencia de sus familiares, especialmente su yerno, Jared Kushner, en los asuntos del Estado.
Si todo eso no fuera suficiente para ver cómo se tambalean sus aspiraciones de seguir permaneciendo en la cúspide del poder por otros cuatro años más, se le puede sumar su caótica gestión de carácter inestable al mando de la primera superpotencia mundial por las sucesivas remodelaciones de su cerco de colaboradores gubernamentales y por la falta de logros significativos en su política exterior marcada por un hostigamiento sistemático a otros actores a nivel internacional.

Entre estos sonados reveses inscritos hasta la fecha en la política exterior de Trump se puede mencionar la retirada unilateral del acuerdo nuclear firmado en 2015 por Teherán y el Grupo 5+1 (entonces formado por EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania), el declive de la economía estadounidense, el fracaso de las conversaciones nucleares entre Washington y Pyongyang, el aislamiento en los desarrollos de las crisis surgidas en Irak y Siria por su patrocinio a los grupos terroristas posesionados en estos territorios y el apoyo a Arabia Saudí en su estrepitoso fiasco de agresión contra Yemen.

El resultado de estos llamativos chascos para la Casa Blanca se tradujo en una derrota republicana en las elecciones intermedias celebradas en noviembre de 2018 seguidas de una aprobación de la destitución de Trump por parte del Congreso, de mayoría demócrata, como así de un plan de limitación de sus poderes presidenciales.

La incapacidad del magnate neoyorquino para coordinar a tiempo la lucha contra la propagación del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, entre la población estadounidense que llevó a este país a ser el epicentro de esta crisis pandémica con la muerte de más de 100 000 personas, seguidos de los nuevos episodios de represión policial ordenados por él para sofocar las protestas raciales registradas en las diversas ciudades norteamericanas por la muerte del afroamericano George Floyd, ha restado credibilidad a su gestión presidencial y puesto en entredicho sus posibilidades de una nueva reelección.


Entre otros desaciertos aireados por Trump, que le podrían alejar de sus sueños de permanecer sentado en su trono imperial por otro periodo de cuatro años, estaría su enfoque erróneo hacia los medios de comunicación que condujo a una confrontación flagrante contra los profesionales de este gremio de renombre mundial provocando así un recelo generalizado entre la opinión pública estadounidense y mundial contra la Casa Blanca.

El hecho de que el patrón del racismo institucional arraigado y esparcido en todos los estamentos del poder de EE.UU. haya alcanzado su punto máximo durante el mandato de Trump en la Casa Blanca, hace pensar que muchos estadounidenses ya no quieren verle a este multimillonario inmobiliario pasear más por sus jardines después de enero de 2021. Puesto que durante el período de su mandato, el apartheid estadounidense mostró su verdadero rostro horrendo al implantar unas férreas políticas de inmigración para frenar, entre otras cosas, la llegada de miles de migrantes indocumentados a su territorio, cuya mano de obra es esencial para la correcta marcha del tejido productivo industrial del país, seguida de la construcción de un muro divisorio en la frontera mexicana y apadrinar la violencia organizada por los grupos de extrema derecha en contra de las minorías étnicas, en especial de la comunidad afroamericana.

El racismo en Estados Unidos es una realidad que pocos lo pueden negar con hechos, ya que está muy arraigado en la sociedad estadounidense, y es de tal magnitud que los propios ciudadanos son bien conscientes de este sentimiento exacerbado, extendido en muchos casos en el seno de la comunidad anglosajona que, a menudo, causa discriminación o persecución contra otros grupos étnicos que conforman la población de esta nación, que “fundamenta su grandeza” en la migración de otros pueblos a esos lares.

De hecho, tal y como señala el destacado filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky desde la Declaración de Independencia de EE.UU. del imperio británico en 1776 y mucho después, los sucesivos gobiernos de Washington privaron a los miembros de la comunidad afrodescendiente de sus derechos fundamentales, ya que en aquel entonces no se contemplaba abolir la esclavitud de las personas llegadas de África por el simple hecho de que la mano de obra de este colectivo racial era de suma importancia para los planes de desarrollo de la estructura colonizadora de la nueva nación llamada los Estados Unidos de América.

La esclavitud se abolió en 1865, tras la Guerra Civil, sostiene Chomsky pero añade que los afrodescendientes se han visto obligados a continuar luchando por la independencia, la autonomía, la igualdad y la justicia económica de su comunidad hasta llegar a nuestros días, ya que los lobbies de supremacía blanca que controlan los más importantes sectores productivos e industriales de EE.UU. siguen viendo a esta minoría étnica como unos simples y llanos trabajadores que deben ser empleados únicamente en sus factorías sin consideración alguna.

Por lo tanto, apunta, todas las políticas de los sucesivos gobiernos de EE.UU. en materia de trabajo se han centrado desde entonces en satisfacer las demandas de explotación de los grupos raciales por estos mismos lobbies blancos que, por cierto, detrás de las bambalinas controlan absolutamente todo lo que se cuece en Washington, más concretamente dentro de las cuatro paredes del Despacho Oval.

Con todo este bagaje discriminatorio y segregacionista inscrito en la revisión histórica de EE.UU., del cual Trump lo ha seguido a pie de la letra con sus impopulares medidas, bien sean migratorias o económicas, trata ahora por todos los medios posibles ganar la batalla electoral del primer martes de noviembre a su rival demócrata, Joe Biden.

Es poco probable que la política de la Casa Blanca de culpar a China de la crisis global de la COVID-19, o culpar a los demócratas por incitar las manifestaciones contra la brutalidad, la violencia, el abuso y el odio racial en EE.UU. puedan servirle de mucho como salvavidas a Trump para salir indemne de lo que se avecina y más cuando su propio partido le ha dado la espalda.

Del mismo modo que los intentos de entrar en una guerra con un país extranjero para desviar la opinión pública de las innumerables políticas fallidas de la Casa Blanca no pueden ser efectivas en el poco tiempo que queda hasta las elecciones.
La única esperanza para el magnate inmobiliario es que suceda un milagro de aquí a cinco meses para cambiar esta coyuntura contraria a sus intereses electorales. Son muchos los que apuntan a que Trump, en su desesperación, intenta polarizar a la sociedad estadounidense con su retórica segregacionista y racista a cuenta del nuevo capítulo del contenido discriminatorio vivido en estos días en todo Estados Unidos.

De hecho, el trato racista y brutal que ha dispensado Trump a los manifestantes, quienes salieron a las calles para protestar en contra de la violencia policial, al tacharles de “matones” y amenazándoles con reprimirles y dar la orden de disparar a fin de sofocar las referidas movilizaciones al desplegar a las Fuerzas Armadas, es una simple estrategia suya para instrumentalizar la ansiada agitación social que encarrile a una confrontación nacional que tanto necesita para conseguir réditos electorales en este momento.

El estallido de una guerra civil y la inseguridad deliberada de Estados Unidos por parte de los republicanos puede cambiar las demandas del pueblo estadounidense y pedirle al partido gobernante que tome en serio la seguridad del país. En ese caso, si los conservadores logran controlar la crisis, entonces pueden esperar a recuperar la confianza de esa opinión pública y ganar, de este modo, las elecciones presidenciales.

En otras palabras, Trump puede encender las llamas de la guerra civil para salvarse a sí mismo en lugar de entrar en una guerra fuera de sus fronteras recurriendo a la “estrategia de divide y vencerás”.

Ahora bien, en el caso de que Trump no pueda implementar una estrategia que aumente su popularidad, entonces el Partido Republicano no tiene más remedio que poner los intereses del partido por encima de los intereses del magnate neoyorquino y nominar a otra persona para participar en los comicios de noviembre. En tal caso, los republicanos le dirán a la gente que están dispuestos a sacrificar al presidente para mantener la seguridad y la estabilidad en el país a expensas de ganar las codiciadas elecciones.

FUENTE: HISPANTV

Pyongyang a EEUU: Modere la lengua si quiere elecciones tranquilas

  • El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, en una reunión con los funcionarios norcoreanos, 7 de junio de 2020. (Foto: KCNA)
Corea del Norte alerta a Estados Unidos que si desea unas elecciones “tranquilas” debe dejar de intervenir en asuntos que conciernen únicamente a los coreanos.

El director general de la Cancillería norcoreana para Asuntos de Estados Unidos, Kwon Jong-gun, ha reprendido a EE.UU. por haber criticado la decisión del país de cortar, a partir del martes, todas líneas de comunicación con Seúl a nivel de altas autoridades y militares de los dos países, al ver necesaria las conversaciones cara a cara con su vecino peninsular.

En un comunicado recogido este jueves por la agencia estatal de noticias KCNA, que funciona como portavoz de Pyongyang, Kwon ha alertado que Washington debe “moderar su lengua” si quiere evitar “una resurrección” en vísperas de las venideras Presidenciales, previstas para el próximo noviembre, en que el mandatario de EE.UU., Donald Trump, busca una reelección.

“Washington debe moderar su lengua y ocuparse de sus asuntos internos (...) Si desea asegurarse de unas elecciones tranquilas, debe alejarse de los asuntos intercoreanos”, ha apuntado el alto diplomático en la nota.

Kwon, asimismo, ha aprovechado la ocasión para tildar de “asquerosas” las políticas de doble rasero de EE.UU. respecto a diferentes países. 

Con la llegada de Trump al poder tras las elecciones de 2016, las tensiones entre Pyongyang y Washington han llegado a su máximo nivel. Las políticas hostiles de Estados Unidos que incluyen brutales sanciones, además de haber complicado las condiciones ya precarias de los norcoreanos, han hecho que Pyongyang vaya perdiendo poco a poco la paciencia y empezara a tomar acciones de represalia.

FUENTE: HISPANTV

Trump sanciona a La Haya por investigar crímenes de guerra de EEUU

Trump anuncia sanciones contra funcionarios de la Corte Penal Internacional (CPI) por sus investigaciones sobre crímenes de guerra de EE.UU. en Afganistán.

“El presidente (Donald Trump) ha autorizado sanciones económicas contra funcionarios de la Corte Penal Internacional directamente involucrados con cualquier iniciativa para investigar o acusar a funcionarios estadounidenses sin consentimiento de Estados Unidos”, ha expresado la 

Casa Blanca en un comunicado emitido este jueves.
El comunicado, de este modo, ha denunciado las investigaciones de la CPI sobre los crímenes de guerra que ha cometido el país norteamericano en Afganistán.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, ha aseverado al respecto que la investigación de la CPI, con sede en la ciudad holandesa de La Haya, “está siendo impulsada por una organización de dudosa integridad”, acusando a Rusia de estar involucrada.

Debido a las sanciones autorizadas por Trump, los activos de los funcionarios de la CPI en Estados Unidos serán bloqueados, sus entradas serán negadas, y ni los empleados ni sus familias podrán obtener visa del país norteamericano.

McEnany además ha dicho que las acciones de la Corte Penal Internacional son un “ataque a los derechos del pueblo estadounidense” y “amenazan con infringir la soberanía nacional” de EE.UU.
La CPI, decidió iniciar investigaciones después de que un examen preliminar realizado por fiscales en el año 2017 encontró motivos razonables para creer que los soldados estadounidenses cometieron crímenes de guerra en Afganistán y que la CPI tiene la jurisdicción al respecto.

El objeto de las pesquisas son los crímenes cometidos en el marco del conflicto armado en Afganistán desde el 1 de mayo de 2003, cuando este país asiático se convirtió en Estado miembro del Estatuto de Roma. Estados Unidos, que no es parte de la CPI, lleva a cabo una campaña total contra esta entidad, aduciendo que realiza enjuiciamientos motivados políticamente contra sus ciudadanos.
La intervención militar en Afganistán, en 2001, de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por EE.UU., tenía supuestamente como objetivo derrocar al grupo armado Talibán, “luchar” contra los extremistas e intensificar la lucha antidrogas, pero no ha hecho sino agravar la situación en el país asiático, que, transcurridas unas dos décadas de esta injerencia, es más inseguro que nunca.

FUENTE: HISPANTV

Arreaza revela nuevos detalles de complot británico contra Maduro

  • El canciller venezolano, Jorge Arreaza
El canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, denunció que el Reino Unido usó como excusa las visitas a su embajada con propósitos “desestabilizadores”.

El canciller venezolano, Jorge Arreaza, catalogó de exabrupto e injustificable articulación un supuesto plan para reconstruir Venezuela y ha mostrado pruebas sobre el engaño realizado por la diplomacia británica para ocultar al Gobierno de Venezuela los planes que perpetraba para atentar contra los intereses nacionales mediante una presunta oficina para la reconstrucción de Venezuela.
El Reino Unido miente. Jamás mencionaron una Unidad de Reconstrucción de Venezuela, ni lo hubiésemos permitido. Nos enteramos a través de TheCanaryUK, reveló este jueves el canciller de la República Bolivariana de Venezuela, Jorge Arreaza.

Disfrazaron el propósito desestabilizador de su visita con falsas reuniones internas con su Embajada. Aquí las pruebas, escribió el canciller venezolano a través de su cuenta de la red social Twitter.

Las imágenes publicadas por el canciller bolivariano muestran documentos oficiales con los cuales el Reino Unido informaba que una delegación diplomática viajó a Venezuela para una supuesta “reunión de trabajo con funcionarios de la embajada acreditada en Caracas, cuando en realidad eran otros los intereses.

El archivo de una parlamentaria de ese país confirmó que la reunión era para articular acciones con el golpista Juan Guaidó sobre la creación de la Oficina o Unidad para la “reconstrucción de Venezuela una vez derrocaran al Gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro.

Por su parte, el representante de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Samuel Moncada, también acusó públicamente al Gobierno de Reino Unido de apoyar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por aplicar medidas coercitivas unilaterales contra la nación suramericana en medio de la pandemia de la COVID-19.

Además, reveló documentos oficiales del Gobierno británico, donde queda demostrado que el país europeo actuó en complicidad con aquellos que organizaron el plan para asesinar al presidente, Nicolás Maduro, desmantelado el 3 de mayo.

El Reino Unido, uno de los principales aliados de EE.UU., fue uno de los primeros países que reconoció a Guaidó como “presidente interino” de Venezuela; al respecto, las autoridades venezolanas han indicado en reiteradas ocasiones que el motivo “oculto” de EE.UU. y sus aliados es el “deseo de apoderarse de los recursos naturales del país”.
FUENTE: HISPNATV

No hay soberanía económica ‎sin soberanía política


En Italia, el debate sobre la ayuda que la Unión Europea puede aportar después de la ‎crisis del coronavirus ha tomado un rumbo equivocado. El problema no es tener dinero sino independencia. Partiendo de ese principio básico, habría que analizar las ‎relaciones con la Unión Europea a la luz de las relaciones con Estados Unidos. ‎
Hoy se debate sobre el financiamiento que Italia recibirá de la Unión Europea, sobre su monto ‎total y bajo qué condiciones llegará. ‎

Bruselas está enviando mensajes tranquilizadores. Pero, dado el hecho que ese financiamiento ‎adoptará principalmente la forma de préstamos, varios economistas ya comienzan a lanzar ‎advertencias: existe un peligro de fuerte endeudamiento y de una subsiguiente pérdida de ‎soberanía económica. ‎

La atención político-mediática se concentra también sobre las relaciones entre Italia y la Unión ‎Europea, un tema importante que, sin embargo, no debe separarse de la cuestión de las ‎relaciones entre Italia y Estados Unidos, algo de lo que nadie habla, ni en el parlamento ni en los ‎grandes medios de difusión. ‎

Todavía se desconocen ‎las implicaciones del plan de «asistencia» a Italia anunciado el 10 de ‎abril por el presidente Trump [1]. ‎

Sin embargo, el embajador de Estados Unidos en Italia, Lewis Eisenberg, define ese plan como ‎‎«la mayor ayuda financiera que Estados Unidos haya aportado nunca a un país de Europa ‎occidental desde 1948, en tiempos del Plan Marshall». ‎

Como apoyo a las acciones sanitarias contra el Covid-19 ya «decenas de millones de dólares ‎han llegado y llegarán a la Cruz Roja y a varias organizaciones no gubernamentales», sin precisar ‎a cuáles. El plan prevé además una serie de intervenciones para «respaldar la reactivación de la ‎economía italiana». ‎

Para ello, el presidente Trump ha ordenado a sus secretarios del Tesoro y de Comercio, al ‎presidente del Banco de Export-Import, al administrador de la Agencia de Estados Unidos para el ‎Desarrollo Internacional (USAID) y al director de la United States International Development ‎Finance Corporation (agencia gubernamental que financia proyectos privados de desarrollo) que ‎utilicen sus mecanismos para «apoyar las empresas italianas». Tampoco se dice qué empresas ‎ya son o serán financiadas en el marco de ese plan, ni las condiciones de tal financiamiento. ‎
El embajador estadounidense habla de manera general de las excelentes relaciones entre ‎Estados Unidos e Italia, que se reflejan en «importantes indicadores de tipo económico y ‎estratégico», entre los cuales figura «uno de los mayores acuerdos militares con Fincantieri», ‎que en mayo pasado obtuvo un contrato de alrededor de 6 000 millones de dólares para la ‎construcción de 10 fragatas multiusos para la marina de guerra estadounidense (US Navy). ‎

El grupo italiano Fincantieri, con 70% de participación del ministerio de Economía y Finanzas, ‎posee en Estados Unidos 3 astilleros, donde también se construyen actualmente 4 buques ‎de guerra similares para Arabia Saudita. ‎

Otro importante indicador económico y estratégico es la creciente integración de Leonardo, la ‎empresa más importante de la industria militar italiana, al complejo militaro-industrial ‎estadounidense, sobre todo a través de Lockheed Martin, la principal empresa militar de ‎Estados Unidos. Leonardo, cuyo accionista principal es el ministerio italiano de Economía y ‎Finanzas, garantiza a Estados Unidos productos y servicios destinados a las fuerzas armadas y las ‎agencias de inteligencia estadounidenses. En Italia, Leonardo está a cargo del complejo militar ‎de Cameri, donde se ensamblan los aviones de guerra F-35 de Lockheed Martin. ‎

Esos, y otros más, son los poderosos intereses –sobre todo de los grandes grupos financieros– ‎que ponen a Italia al servicio de Estados Unidos. No sólo en materia de política exterior y en el ‎plano militar sino también en el sector de la economía, donde Italia se ve subordinada a la estrategia de Estados Unidos, marcada cada vez más por una confrontación política, económica ‎y militar con Rusia y China. ‎

El plan de Washington no puede ser más claro: explotar la crisis y las fracturas de la Unión ‎Europea para incrementar la influencia estadounidense en Italia. Las consecuencias son ‎evidentes. Aunque el interés nacional de Italia sería suprimir las sanciones contra Moscú para ‎reactivar las exportaciones italianas hacia Rusia y oxigenar así las empresas medianas y pequeñas ‎en Italia, esa opción se hace imposible a causa de la dependencia italiana de las decisiones que ‎se toman en Washington y en Bruselas. Igualmente se ven en peligro los acuerdos de Italia ‎con China sobre la «Nueva Ruta de la Seda», que Washington no ve con buenos ojos. ‎

La falta de verdadera soberanía política impide la adopción de decisiones independientes en esos ‎sectores y en otros de vital importancia para que Italia pueda salir de la crisis. Pero de eso ‎nadie habla en el talk show de la política. ‎

Fuente

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] «Trump ordena “asistencia” para Italia‎», por ‎Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 14 de abril de 2020.

Lo que muestran las manifestaciones en ‎Estados Unidos

por Thierry Meyssan
Las manifestaciones contra el racismo en Estados Unidos han evolucionado ‎rápidamente hacia una promoción de las ideas que el Partido Demócrata quiere ‎implantar. Ya no se trata de luchar por la igualdad de derechos para todos, ni de ‎cuestionar los prejuicios de ciertos policías sino de reabrir un verdadero conflicto ‎cultural, lo cual implica el riesgo de hacer estallar una nueva Guerra de Secesión.‎
Las manifestaciones en Estados Unidos ya no están dirigidas contra el racismo sino contra los ‎símbolos de la historia del país. La Guardia Nacional fue desplegada para proteger ‎monumentos. Aquí la vemos, el 2 de junio de 2020, en el Lincoln Memorial de Washington. ‎
Las manifestaciones que se han iniciado en diversos países de Occidente contra el racismo en ‎Estados Unidos están disimulando la verdadera evolución del conflicto en suelo estadounidense. ‎En los propios Estados Unidos, los hechos se han deslizado de un cuestionamiento inicial de las ‎secuelas que aún persisten desde los tiempos de la esclavitud de los negros hacia un conflicto ‎diferente, capaz de poner en peligro la integridad misma del país. ‎
La semana pasada yo recordaba en este mismo sitio web que Estados Unidos pudo haberse ‎disuelto después de la desaparición de la Unión Soviética ya que parte de la identidad ‎estadounidense se basaba entonces en la oposición a la URSS. Sin embargo, el proyecto imperialista –la ‎‎«guerra sin fin»– puesto en manos de George W. Bush permitió reactivar el país después de los ‎atentados del 11 de septiembre de 2001.
También subrayaba que durante las últimas décadas la población estadounidense se había desplazado considerablemente para reagruparse ‎geográficamente por afinidades culturales [1]. Los matrimonios entre personas de ‎razas diferentes comenzaron a disminuir nuevamente. Y llegaba a la conclusión de que la ‎integridad de Estados Unidos estaría en peligro cuando otras minorías, aparte de los negros, ‎se unieran al movimiento de protesta [2].‎
Eso es precisamente lo que hoy estamos viendo. El conflicto ya no es de blancos contra negros ‎ya que los blancos se han hecho mayoritarios en ciertas manifestaciones antirracistas y visto ‎el hecho que hispanos y asiáticos se han unido a las marchas y que el Partido Demócrata ahora ‎se implica en ellas. ‎
Desde el mandato de Bill Clinton, el Partido Demócrata se ha identificado con el proceso de ‎globalización financiera, tendencia que el Partido Republicano apoyó tardíamente y sin llegar ‎nunca a adoptarla plenamente. ‎
Donald Trump representa una tercera vía: la del «sueño americano», o sea la vía del ‎empresariado contrario al mundo de la finanza. Trump logró ganar la elección presidencial bajo ‎el lema «America First!», que no era –aunque así se dijo– una referencia al movimiento ‎aislacionista pronazi de los años 1930 sino al regreso de los puestos de trabajo que las ‎transnacionales estadounidenses habían trasladado a otros países sin importarles el aumento del ‎desempleo en Estados Unidos. Trump contó ciertamente con el apoyo del Partido Republicano, ‎pero sigue siendo un «jacksoniano» [seguidor de los principios políticos de Andrew Jackson, el ‎séptimo presidente de Estados Unidos (1829 a 1837)] y no es lo que normalmente se entiende ‎por «conservador». ‎

Como lo demostró el historiador Kevin Phillips –el consejero electoral de Richard Nixon–, la cultura ‎anglosajona ha dado lugar a 3 guerras civiles sucesivas [3]: 
- la primera guerra civil inglesa, también llamada «Gran Rebelión», entre los seguidores de Oliver ‎Cromwell y los defensores del rey Carlos I, de 1642 a 1651; 
- la segunda guerra civil inglesa o «Guerra de Independencia de Estados Unidos», de 1775 ‎a 1783; 
- la tercera guerra civil anglosajona o «Guerra de Secesión», en Estados Unidos, de 1861 ‎a 1865. ‎

Los acontecimientos actuales en Estados Unidos podrían llevar a una cuarta guerra. Al menos ‎eso es lo que parece pensar el general James Mattis, ex secretario de Defensa, quien acaba de ‎expresar a la publicación estadounidense The Atlantic su inquietud ante la política del presidente ‎Trump, estimando que acentúa la división en vez de unir. ‎
Volvamos a la historia de Estados Unidos en relación con los bandos en pugna. El presidente ‎Andrew Jackson (1829-1837), catalogado como populista, impuso su veto al Banco Federal (Fed), ‎instituido por el primer secretario del Tesoro, Alexander Hamilton, uno de los padres de la ‎Constitución, quien era favorable al federalismo debido a su violenta oposición personal a la ‎democracia. Como buen discípulo de Jackson, el presidente Trump también está hoy en conflicto ‎con la Fed. ‎
Veinte años después de la presidencia de Jackson estalló la «Guerra de Secesión» (1861-1865), ‎que los manifestantes de hoy usan como referencia. Según los manifestantes, en la «Guerra de ‎Secesión» se enfrentaron el sur esclavista y el norte humanista. El movimiento de protesta que ‎comenzó a partir de un acto racista –el linchamiento de George Floyd por un policía blanco en ‎Minneapolis– ahora continúa con la destrucción de estatuas de generales sudistas, como Robert ‎Lee. Acciones similares ya habían tenido lugar en 2017 [4] pero ahora cobran importancia con la participación de varios gobernadores del Partido ‎Demócrata. ‎
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El gobernador de Virginia, Ralph Northam, del Partido Demócrata, anunció el ‎desmantelamiento de una célebre estatua del general sudista Robert Lee, a pedido de ‎manifestantes blancos. Ya no se trata de luchar contra el racismo sino de destruir los símbolos ‎de la unidad del país. ‎
Pero esa narración no se ajusta a la realidad. Al inicio de la Guerra de Secesión, ambos bandos ‎eran esclavistas. Y al final, ambos bandos era antiesclavistas. El fin del esclavismo no fue un ‎logro de los abolicionistas. Simplemente, ambos bandos necesitaban más soldados para enviarlos ‎al frente. ‎
En la Guerra de Secesión se enfrentaron el sur agrícola, católico y rico y el norte industrial, ‎protestante y ansioso de enriquecerse. El conflicto se cristalizó alrededor de la cuestión de los ‎derechos de aduana –los sudistas estimaban que cada Estado debía establecer sus derechos de ‎aduana pero los nordistas querían abolirlos entre los Estados y dejar su control en manos del ‎gobierno federal. ‎
Por consiguiente, con la eliminación de símbolos sudistas, vistos como restos del esclavismo, ‎en realidad se rechaza la visión sudista de la Unión. Por cierto, es particularmente injusto ‎arremeter contra la memoria del general Robert Lee, quien puso fin a la Guerra de Secesión ‎al rechazar la adopción de una táctica de acciones de guerrillas para proseguir el conflicto desde ‎las montañas y optó por la unidad nacional. En todo caso, estos actos abren el camino a una ‎cuarta guerra civil anglosajona. ‎
Hoy en día, las antiguas nociones estadounidenses de norte y sur ya no corresponden a ‎realidades geográficas. Sería más apropiado hablar de Dallas contra Nueva York y Los Angeles. ‎
No es posible escoger sólo los aspectos considerados positivos en la historias de un país y destruir ‎todo lo que se considera “malo” sin cuestionar todo lo construido. ‎
Al hacer referencia al eslogan de Richard Nixon en las elecciones de 1968 –«Law and Order», ‎o sea “Ley y Orden”–, Donald Trump no predica el odio racista, como afirman numerosos ‎comentaristas, sino que vuelve al pensamiento del autor de ese eslogan, el ya mencionado Kevin ‎Philipps. Trump no está interesado en provocar la disgregación de Estados Unidos sino en hacer ‎volver el país al pensamiento de Andrew Jackson, contrario al predominio del mundo de la ‎finanza. ‎
El estadounidense Donald Trump se ve en la situación que vivió el soviético Mijaíl Gorbatchev a ‎finales de los años 1980. La economía de su país –no la finanza– está en evidente declive desde hace ‎décadas, pero sus conciudadanos se niegan a reconocer las consecuencias de ese declive ‎ ‎ [5]. Estados Unidos sólo puede sobrevivir si se fija nuevos objetivos. Pero ‎ese tipo de cambio se hace especialmente difícil en periodo de recesión. ‎
Paradójicamente, Donald Trump se aferra al «American Dream», o sea al célebre « Sueño ‎Americano», la posibilidad de “hacer fortuna”, en una sociedad estadounidense estancada, donde ‎la clase media está en vías de desaparición y en momentos en que los nuevos inmigrantes ya ‎no son europeos. Frente a él, sus opositores –la Fed, Wall Street y Silicon Valley– proponen un ‎nuevo modelo, pero en detrimento de las masas. ‎
El problema de la URSS era diferente, pero la situación es la misma. Gorbatchov fracasó y la URSS ‎se derrumbó. Sería sorprendente que el próximo presidente de Estados Unidos, sea quien sea, ‎lograra preservar la unidad nacional. ‎
[1] American Nations. A history of the 11 rival regional ‎cultures of North America, Colin Woodard, Viking, 2011.
[2] «[USA: les émeutes raciales et la tentation séparatiste-‎‎>article210033.html]», por Thierry Meyssan, Red!Voltaire, 31 de mayo de 2020.
[3] The Cousins’ Wars, Kevin Philipps, Basic ‎Books, 1999.
[4] «Ce que révèlent les élections US sur le ‎conflit intérieur», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 13 de noviembre ‎de 2018.
[5] «Trump, le Gorbatchev états-unien», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, ‎‎30 de enero de 2018.

FUENTE: RED VOLTAIRE

Estudio: Los niños no vacunados tienen mejor salud que sus pares vacunados

En un estudio publicado en SAGE Journals el 27 de mayo de 2020, los investigadores de dos instituciones científicas de California descubrieron que los niños que fueron vacunados en las primeras etapas de sus vidas mostraron más problemas de salud que sus pares no vacunados. El estudio fue revisado por pares y comparó los resultados de salud de lactantes y niños vacunados versus no vacunados en todo Estados Unidos.
 
De una muestra de 2.000 niños y niñas nacidos entre noviembre de 2005 y junio de 2015, el estudio encontró que los niños vacunados mostraron una mayor probabilidad de retrasos en el desarrollo, asma, infecciones del oído y trastornos gastrointestinales más adelante en su desarrollo.
Brian Hooker, científico principal del estudio y profesor de la Universidad de Simpson en Redding, California, compartió sus hallazgos con The Epoch Times.
Recopiló los datos de 2.000 niños en tres prácticas médicas participantes en la costa este, el medio oeste y la costa oeste. Se aseguró de que toda la información se identificara correctamente y buscó pacientes que realizaran un seguimiento continuo de las prácticas médicas desde el nacimiento. Alrededor del 69 por ciento fueron vacunados y el 31 por ciento no.
“Teníamos todos sus registros de nacimiento; Teníamos todos sus registros de vacunación durante el primer año de vida. Y luego tuvimos todas sus citas posteriores a la fecha límite del estudio, que era junio de 2018”, dijo Hooker.
Observaron a niños vacunados versus no vacunados a los 6, 12, 18 y 24 meses de edad. Los resultados mostraron que los niños vacunados tenían hasta cuatro veces más probabilidades de tener asma y eran más propensos a tener retrasos en el desarrollo al aumentar las edades de corte de vacunación. Con la vacunación temprana, los trastornos gastrointestinales fueron significativos a los 6 meses.
Una gran parte de las vacunas que los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) recomiendan para los niños se encuentran dentro del primer año de vida. Hooker piensa que es mucho a una edad tan joven.
 
 
Fuentes:
MENTE ALTERNATIVA

¿Lanzarán invasión extraterrestre de bandera falsa tras agotar todo recurso para el control global?

por Michael Salla
Poco antes de su muerte en 1977, Werner Von Braun, pionero en los programas de cohetes alemanes y estadounidenses, advirtió que un grupo de controladores globales, también conocido como el Estado Profundo, se movería sistemáticamente a través de una serie de eventos de bandera falsa o “cartas”, que jugaría en una secuencia diseñada para militarizar el espacio y marcar el comienzo de un Nuevo Orden Mundial.
Von Braun dio su famosa advertencia a Carol Rosin, quien, de 1974 a 1977, fue gerente corporativa de Fairchild Industries, Inc., un importante contratista aeroespacial al que Von Braun se había unido dos años antes. Rosin dice que Von Braun le pidió que fuera su portavoz después de ser diagnosticado con cáncer terminal, y le reveló un plan elaborado por el complejo industrial militar de los EE.UU.
En una entrevista de video grabada de diciembre de 2000 para el Proyecto de Divulgación, Rosin describió la siguiente secuencia de eventos de bandera falsa que Von Braun le explicó:
“La estrategia que me enseñó Wernher von Braun fue que primero serían señalados los rusos como enemigos. De hecho, en 1974, eran el enemigo, el enemigo identificado. Nos dijeron que tenían ‘satélites asesinos’. Luego nos dijeron que vendrían a buscarnos y controlarnos, que eran ‘comunistas’.
Después, se identificaría a los terroristas como enemigos. Y eso sucedería muy pronto. Hoy en día se suele escuchar mucho sobre terrorismo.
Luego se señalaría como enemigos a los “locos” de países del Tercer Mundo, que ahora llamamos “naciones de interés”. Dijo que ese sería el tercer enemigo contra el que construiríamos misiles basados ​​en el espacio.
El siguiente enemigo eran los asteroides. El se rió entre dientes la primera vez que lo dijo. Asteroides: contra los asteroides vamos a construir armas basadas en el espacio.
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Y la más divertida de todas las amenazas fue la que llamó extraterrestres. Ese sería el susto final. Durante los cuatro años que lo conocí y le escuché dar discursos, él mencionaba esto una y otra vez como la ‘última carta’. Carol, la última carta es la carta alienígena. Vamos a tener que construir armas espaciales contra los extraterrestres y todo esto es mentira.”
 
La secuencia de eventos globales manufacturados descritos por Von Braun refleja con cuanta antelación proyecta sus planes el Estado Profundo. Ahora, casi 50 años después, vemos que la secuencia descrita por Von Braun se está reproduciendo en tiempo real.
Colectivamente, Rusia, el terrorismo y las naciones “canallas” han dominado décadas de ciclos de noticias. Más recientemente, hemos escuchado en los principales medios de comunicación sobre un número cada vez mayor de historias de asteroides asesinos que amenazan el planeta. Los ejemplos más recientes son tres asteroides masivos que se dirigen hacia la Tierra y que se pronostica que se acercarán entre el 6 y el 20 de junio. Cualquiera de ellos podría causar un daño cataclísmico.
Hay “cartas” adicionales en el juego del Estado Profundo descrito por Von Braun en la década de 1970. Esto incluye una pandemia global, que fue planeada en la Ciudad de Londres  [Según una entrevista del Proyecto Camelot (2010) a un whistleblower y ex militar del ejército británico en 2010] por un grupo de burócratas de alto nivel en 2005 como parte de un plan secreto del Estado Profundo para marcar el comienzo de un Nuevo Orden Mundial.
La advertencia de Von Braun nos alerta sobre la amenaza de una invasión extraterrestre que se utilizaría como la carta final en una larga secuencia de eventos artificiales que justificarían la fabricación de armas en el espacio y el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial deseado por el Estado Profundo.
Ahora hay un flujo constante de artículos de noticias que apuntan a la posibilidad de una invasión extraterreste en el mundo post-COVID. El potencial para que tal evento ocurra en el período previo a las elecciones de 2020 es una posibilidad clara dada la determinación del Estado Profundo de eliminar a la administración Trump por cualquier medio posible.
Un documento filtrado el 18 de octubre de 2016, supuestamente por una importante firma de consultoría demócrata, el Grupo de Estrategia Benenson, habla sobre la posibilidad de una invasión alienígena por etapas que mantenga a los partidarios de Trump en casa y ayude a la campaña de Clinton a ganar las elecciones de 2016.
El documento analiza algunas de las tecnologías holográficas avanzadas que podrían usarse para organizar semejante evento de bandera falsa. Si bien la autenticidad del periódico sigue en disputa, el documento muestra cómo podría usarse la tarjeta de la invasión extraterrestre con fines electorales.
 
 
Fuentes:
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Dr. Steven Greer — Von Braun’s Legacy.
The Portal — The Shift.
MENTE ALTERNATIVA

viernes, 5 de junio de 2020

Covid-19: Noruega demuestra la ‎inutilidad del confinamiento generalizado‎

El Folkehelseinstituttet, el Instituto Noruego de Salud Pública, institución gubernamental ‎dependiente del ministerio de Salud de Noruega, señaló que los resultados de los países que ‎impusieron el confinamiento general obligatorio a sus poblaciones para enfrentar la epidemia de Covid-‎‎19 son idénticos a los resultados registrados en los países cuyos gobiernos nunca aplicaron esa ‎medida. ‎
El 5 de mayo de 2020, este instituto noruego había puesto en guardia el gobierno noruego contra ‎la imposición de medidas violatorias de las libertades constitucionales. ‎
En entrevista concedida a la radio nacional el 22 de mayo, la directora del Instituto, la doctora ‎Camilla Stoltenberg, quien es simultáneamente médico y antropóloga, declaró que es importante ‎resaltar que el confinamiento generalizado de la población fue inútil [1].‎
La doctora Camilla Stoltenberg es hermana del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.‎
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[1] “Stoltenberg: – Vi kunne ‎kanskje klart å få kontroll over smitten uten å stenge ned så kraftig”, Tormod Strand, Norsk rikskringkasting, 22 de mayo de 2020.
FUENTE: RED VOLTAIRE

¡Basta ya de “consenso”!‎

por Thierry Meyssan

Los médicos y los políticos que han hechos largos estudios son teóricamente científicos. ‎Pero en la práctica son pocos los que actúan como científicos. En este momento, ‎nadie quiere hacerse responsable de las medidas, supuestamente sanitarias, impuestas a ‎la población –confinamiento, distanciamiento social, uso obligatorio de mascarillas ‎quirúrgicas y de guantes, etc. Todos se esconden tras decisiones de tipo colegial e ‎invocan “la Ciencia” y “el Consenso”.‎
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Francia: De izquierda a derecha, el ministro del Interior, el primer ministro y el ministro ‎de Salud (los 3 personajes con corbata) anuncian una serie de medidas que violan ‎la Constitución y ceden la palabra al presidente del Consejo Científico sobre el Covid-19 y del ‎Comité Nacional de Ética (al centro, sin corbata) para que aporte su “bendición científica”.‎

Colegialidad de fachada

La epidemia de Covid-19 tomó desprevenidos a los responsables políticos, que habían olvidado su ‎principal función: garantizar la protección de sus conciudadanos. ‎
Llenos de pánico, esos responsables políticos recurrieron a ciertos gurús, principalmente al ‎matemático británico Neil Ferguson del Imperial College [1] y al ‎médico estadounidense Richard Hatchett, ex colaborador del secretario de Defensa Donald Rumsfeld y actual jefe de la CEPI (Coalition for Epidemic ‎Preparedness Innovations) [2]. Y, al anunciar las decisiones, los políticos invocaron a esos científicos para ‎justificarlas y se escudaron en la aprobación de personalidades con cierta autoridad moral. ‎
El resultado fue que en Francia –país laico por excelencia– el presidente Emmanuel Macron ‎se rodeó de un Consejo Científico para el Covid-19, conformado principalmente con ‎matemáticos y médicos, bajo la autoridad del presidente del Comité Consultativo Nacional de ‎Ética. ‎
Es de público conocimiento que los científicos no estaban de acuerdo entre sí sobre la manera ‎de enfrentar la epidemia. Por consiguiente, al conformar el «Consejo Científico» se excluyó a ‎los científicos que el gobierno no quería escuchar para dar la palabra únicamente a aquellos ‎cuyo discurso parecía “apropiado”. Por otro lado, la nominación de una personalidad “moral” ‎para encabezar ese dispositivo tuvo como objetivo justificar una serie de decisiones que afectan ‎las libertades ciudadanas presentándolas como decisiones necesarias, a pesar de que contradicen ‎la Constitución de la República. ‎
Dicho de otra manera, este “Consejo” fue sólo una pantalla destinada a cubrir la responsabilidad ‎del presidente de la República y del gobierno. Por cierto, es necesario recordar aquí que ‎ya existían una administración de la Salud Pública y un Alto Consejo de Salud Pública, mientras ‎que la creación del nuevo Consejo no tiene ninguna base legal. ‎
Los debates sobre la manera de enfrentar la epidemia y los tratamientos aplicables cayeron ‎rápidamente en el mayor desorden. El presidente Macron designó entonces una segunda ‎instancia –un Comité de Análisis en Investigación y Experticia, supuestamente encargado de ‎poner orden. Lejos de ser un foro científico, ese nuevo Comité defendió las posiciones de la CEPI, ‎en contra de la experiencia de los médicos clínicos. ‎
El papel de los responsables políticos es estar al servicio de sus conciudadanos, en vez de ‎limitarse a gozar de los automóviles oficiales del Estado y de pedir auxilio cuando caen en pánico. ‎El papel de los médicos es ocuparse de sus pacientes, en vez de perder el tiempo en seminarios ‎de dudosa utilidad en las playas de las islas Seychelles. ‎
El caso de los matemáticos es diferente. Su papel consiste en cuantificar observaciones, pero ‎algunos de ellos desataron el pánico para apropiarse una parte del Poder. ‎

La política y la medicina como ciencias

Sea o no del agrado de políticos y médicos, el hecho es que la política y la medicina son ciencias. ‎Pero durante los últimos años tanto la política como la medicina han sucumbido al interés ‎monetario, convirtiéndose así en las ocupaciones más corruptas de Occidente –seguidas de cerca ‎por la actividad periodística. No abundan los políticos o médicos capaces de poner en tela ‎de juicio lo que supuestamente “saben”, a pesar de que ese proceso de constante ‎cuestionamiento debe ser la cualidad básica de todo científico. A lo que se dedican ahora es a ‎‎“hacer carrera”. ‎
La ciudadanía no sabe defenderse de esta degradación de nuestras sociedades. En primer lugar, ‎los ciudadanos estiman que tienen derecho a criticar a los responsables políticos. Pero, ‎extrañamente, no se creen con derecho a hacer lo mismo con los médicos. En segundo lugar, la ‎muerte de un paciente puede llevar la ciudadanía a recurrir a los tribunales contra los médicos… ‎pero nadie denuncia la corrupción de los médicos por parte de la industria farmacéutica. ‎Sin embargo, la existencia de esa corrupción está lejos de ser un secreto: es también de público ‎conocimiento que las transnacionales farmacéuticas disponen de enormes presupuestos y de ‎gigantescas redes de cabilderos, capaces de alcanzar a cualquier médico en los países ‎desarrollados. Al cabo de años de ese rejuego, las profesiones médicas han perdido el verdadero ‎sentido de su profesión. ‎

Algunos políticos protegen a sus países. Otros no. 
Hay médicos que se ocupan de sus pacientes. Otros se ocupan sobre todo de ganar dinero. ‎

En algunos hospitales, los pacientes sospechosos de haber contraído el Covid-19 tenían 5 veces ‎más posibilidades de morir que en otras instalaciones de salud, a pesar de que los médicos que ‎debían ocuparse de ellos habían seguido exactamente los mismos estudios y disponían del mismo ‎material. ‎
La ciudadanía debe exigir que se den a conocer los resultados concretos de cada instalación ‎hospitalaria. ‎
El profesor francés Didier Raoult se ocupa con éxito de personas que han contraído ‎enfermedades infecciosas, éxito gracias al cual pudo construir el instituto que hoy dirige ‎en Marsella. La profesora, también francesa, Karine Lacombe trabaja para la transnacional ‎estadounidense Gilead Sciences, lo cual le valió convertirse en jefa del servicio de enfermedades ‎infecciosas del hospital Saint-Antoine, en París. Gilead Sciences es la empresa estadounidense que ‎tuvo como presidente a un tal… Donald Rumsfeld –otra vez aparece este nombre– y que produce ‎los medicamentos más caros y a menudo menos eficaces del mundo. ‎
Para ser más claro aún, no estoy diciendo que los médicos en general sean corruptos sino que ‎se hallan bajo la dirección de una serie de “mandarines” y de una administración ampliamente ‎corruptos. Ahí reside el problema de los hospitales franceses, que obtienen resultados mediocres ‎a pesar de que disponen de un presupuesto muy superior al de la mayoría de los demás países ‎desarrollados. No es una cuestión de dinero sino de adónde va ese dinero. ‎

La prensa médica ya no es científica

La prensa médica ha dejado de ser científica. No me refiero a las cuestiones oscuramente ‎ideológicas denunciadas en 1996 por el físico Alan Sokal [3] sino al hecho que el 75% de los artículos que ‎se publican ahora son inverificables. ‎
De manera casi unánime, los grandes medios de difusión participaron en una campaña de ‎intoxicación en favor de un estudio publicado en The Lancet, estudio que condena el protocolo ‎de tratamiento contra el Covid-19 utilizado en Marsella por el profesor Didier Raoult mientras ‎que abre el camino al medicamento de Gilead Science, el Remdesivir [4]. ‎No importó que el estudio no se basara en casos escogidos al azar, que no sea verificable, ‎ni que su principal autor –el doctor Mandeep Mehra– trabaje en el hospital Brigham de Boston ‎precisamente en la promoción de Remdesivir, todo lo cual indica que el estudio en cuestión ‎no es lo que pudiera llamarse “imparcial”. Sólo el Guardian fue un poco más lejos y señaló que ‎los datos utilizados en la realización de ese estudio están manifiestamente falsificados ‎‎ [5].‎
Cualquiera que lea ese «estudio» tendría que preguntarse ¿cómo es posible que The Lancet, ‎que tiene la reputación de ser una «prestigiosa revista científica», haya podido publicar una ‎superchería tan burda? Pero, ¿no hemos encontrado antes supercherías idénticas en las ‎publicaciones políticas «de referencia», como el diario estadounidense The New York Times y ‎el francés Le Monde? Basta señalar que The Lancet es publicado por el principal editor médico ‎del mundo, el grupo holandés Elsevier, que amasa jugosas ganancias vendiendo artículos a ‎precios astronómicos y creando falsas publicaciones científicas redactadas de cabo a rabo por la ‎industria farmacéutica para vender sus productos [6].‎
Hace poco denuncié en este sitio web la operación de la OTAN tendiente a favorecer, mediante ‎la manipulación de motores de búsqueda en internet, ciertas fuentes de información “confiables” ‎en detrimento de otras [7]. El hecho es que el mero nombre de ‎un editor o de un medio nunca constituye una garantía definitiva de competencia o de sinceridad ‎en materia de información. El público debe juzgar cada libro, cada artículo en función de su ‎contenido real y aplicándole el máximo rigor de su espíritu crítico. ‎

El «consenso científico» 
contra la ciencia

Hace años que los científicos diplomados han dejado de interesarse por la ciencia y prefieren ‎acogerse al consenso de su profesión. Ese fenómeno ya pudo verse en el siglo XVII, cuando los ‎astrónomos de aquella época se concertaron en contra de Galileo. Como no podían hacerlo ‎callar, recurrieron a la iglesia y esta lo condenó a pudrirse en la cárcel de por vida. Con esa ‎acción, Roma imponía el «consenso científico». ‎
Algo similar ocurrió hace 16 años, cuando la justicia de París rechazó todas mis denuncias contra ‎grandes diarios que me difamaban sin otro argumento que la afirmación según la cual lo que yo ‎escribía no podía ser cierto… porque el «consenso periodístico» decía lo contrario. Pero ‎nadie podía echar abajo las pruebas que yo esgrimía. ‎
Es también en nombre del «consenso científico» que el público sigue creyendo en el ‎‎«calentamiento climático», creencia promovida por la ex primer ministro británica Margaret ‎Thatcher [8]. Pero nadie toma en cuenta los ‎numerosos debates científicos sobre ese tema. ‎
La verdad no es una opinión sino el fruto de un proceso de búsqueda. La verdad no se determina ‎por votación y siempre hay que preguntarse si es realmente cierta. ‎
[1] «Covid-19: Neil Ferguson, el Lysenko del liberalismo», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 19 de abril de 2020.
[2] «Covid-19 y “Amanecer Rojo”», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 28 de abril ‎de 2020.
[3] Impostures intellectuelles, Alan Sokal ‎y Jean Bricmont, ediciones Odile Jacob, 1997.
[4] “Hydroxychloroquine or ‎chloroquine with or without a macrolide for treatment of COVID-19: a multinational registry ‎analysis”, Mandeep R. Mehra, ‎Sapan S. Desai, Frank Ruschitzka, Amit N. Patel, The Lancet Online, 22 de mayo de 2020.
[5] “Questions raised over hydroxychloroquine study which caused WHO to halt trials for Covid-19”, Melissa Davey, ‎‎The Guardian, 28 de mayo de 2020.
[6] “Elsevier published 6 fake journals”, ‎Bob Grant, The Scientist, 7 de mayo de 2009.
[7] «La Unión Europea, la OTAN, ‎NewsGuard y la Red Voltaire», ‎por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 5 de mayo de 2020.
[8] «1997-2010: La ecología financiera», por Thierry Meyssan, ‎‎Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 28 de abril de 2010.
RED VOLTAIRE.

Estados Unidos: motines raciales y ‎tentación separatista‎

por Thierry Meyssan

Los disturbios raciales que hoy se extienden en Estados Unidos no amenazan la ‎integridad territorial de ese país. Pero podrían abrir el camino a un enfrentamiento ‎cultural entre las comunidades que lo pueblan. Más que nunca, las posibilidades ‎de secesión de regiones enteras están a la orden del día.‎
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Mapa de los motines registrados durante los últimos 5 días. Indicados en color naranja ‎aparecen los Estados que han ordenado el despliegue de la Guardia Nacional.‎
Fuente: The New York Times
Estados Unidos se incendia después del aparente linchamiento del ciudadano negro, George ‎Floyd, perpetrado por un policía blanco de Minneapolis, Derek Chauvin, el 25 de mayo de 2020. ‎
El discurso apaciguador del alcalde Jacob Frey no dio resultado. El gobernador de Minnesota, Tim ‎Walz, recurrió a la Guardia Nacional para controlar la rebelión. Los motines se han extendido a ‎‎140 grandes ciudades y al menos 20 Estados han optado por desplegar la Guardia Nacional. ‎
Estos motines no están relacionados con la pugna política entre demócratas y republicanos ‎–‎Minneapolis y Minnesota‎ son demócratas–‎, pero eran previsibles para todo el que se interesa por la ‎sociología de Estados Unidos [1].‎
Los actuales acontecimientos traen de inmediato a la mente, los motines registrados en 1992 en ‎Los Angeles después de la absolución de los policías blancos que habían apaleado salvajemente al ‎ciudadano negro Rodney King. En aquella época, 63 personas murieron durante los motines, que ‎dejaron además 2 383 heridos y más de 12 000 personas arrestadas. Los daños materiales ‎sobrepasaron los 1 000 millones de dólares, incluyendo 3 767 edificios incendiados [2]. ‎
Pero la situación actual sólo expresa la cólera de la población negra y de ciertos sectores de la ‎población blanca contra el poder blanco, mientras que en lo sucedido hace 28 años también ‎hubo enfrentamientos entre la comunidad negra y la comunidad coreana. Además, esta vez los ‎enfrentamientos se extienden por el país en vez de limitarse al marco geográfico del lugar donde ‎se produjo el hecho que causó el estallido. La extensión actual de los enfrentamientos recuerda ‎lo sucedido en los Estados Unidos de los años 1960 –bajo las administraciones de Kennedy y Johnson– ‎cuando se ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en varios Estados segregacionistas para ‎concretar el acceso de los alumnos negros a las escuelas públicas. ‎
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Las 11 comunidades culturales que viven en suelo estadounidense.‎
Fuente: Colin Woodard‎
Estados Unidos sigue sin acabar de digerir su pasado esclavista. Sin embargo, a pesar de las ‎apariencias, este conflicto no amenaza la integridad del país. El hecho es que, en estos últimos ‎años, los cambios de domicilio de la población estadounidense a través del país se han ‎incrementado notablemente, de manera que los estadounidenses se han reagrupado en función ‎de sus afinidades culturales en 11 comunidades diferentes (ver el mapa incluido al principio de ‎este artículo). Los negros, por su parte, no están reunidos en una zona geográfica determinada ‎sino que han realizado una New Great MigrationNueva Gran Migración»), principalmente ‎hacia regiones rurales del sur, donde impera lo que podríamos llamar un sistema de casta y de ‎oposición al Estado federal, regiones donde la población negra se ha integrado, aunque sigue ‎siendo discriminada. También está muy presente en los Midlands estadounidenses, esencialmente ‎pluralistas y funcionales alrededor de las clases medias [3].‎
Según diversas fuentes policiales, grupos supuestamente antifascistas, los llamados “Antifa”, ‎coordinan los motines a través del país. Aunque aún se ignora quién financia este movimiento, ‎no está de más recordar que el FBI denunció hace 3 años la existencia de un complot con ‎vínculos entre los medios anarquistas estadounidenses y yihadistas del Medio Oriente [4]. De ser cierta esa información, habría que ver tras la extensión de los ‎actuales motines –aunque no en su inicio– la mano del Estado Profundo estadounidense maniobrando ‎contra el presidente Trump [5]. Trump anunció por demás su ‎intención de prohibir los grupos que se hacen llamar “Antifa”. ‎
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En todo caso, las cosas pudieran empeorar para el futuro de Estados Unidos pero sólo si otras ‎comunidades se sumaran a los motines, principalmente la de origen mexicano, cuyas bandas son ‎particularmente violentas. ‎
La tentación separatista es especialmente fuerte en Texas [6] y ‎en California, los dos únicos Estados que se presentan como Repúblicas. ‎
En 1998, el profesor ruso Igor Panarin, quien era entonces uno de los directores del KGB, predecía ‎que Estados Unidos no sobreviviría por mucho tiempo después de la desaparición de la URSS. ‎Basándose en un análisis de las diferencias culturales regionales que estaban comenzando a ‎hacerse más evidentes, Panarin anticipaba la disolución del Estado federal. Los atentados del 11 ‎de septiembre de 2001 y el proyecto iniciado entonces bajo la administración del republicano ‎George Bush hijo, y continuado por el demócrata Barack Obama, vinieron a interrumpir ese ‎proceso, que sin embargo volvió a cobrar fuerza durante el segundo mandato de Obama, llevó ‎al ahora presidente Trump al poder y hoy parece inevitable. ‎
[1] «Balance y perspectivas de Donald Trump», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 5 de diciembre de 2017.
[2] Screening ‎the Los Angeles “Riots”: Race, Seeing, and Resistance, Darnell M. Hunt, Cambridge University ‎Press, 1996; Official Negligence: How Rodney King and the Riots Changed Los Angeles and the ‎LAPD, Lou Cannon, Random House, 2016.
[3] American Nations. A history of the ‎‎11 rival regional cultures of North America, Colin Woodard, Viking, 2011.
[5] «Las brigadas anarquistas de la OTAN», por ‎Thierry Meyssan, Red Voltaire, 12 de septiembre de 2017.
RED VOLTAIRE