Por: Walter Payehuanca Añamuro
El 28 de Julio de 1821, fueron los q`aras quienes se independizaron de
sus padres, los bárbaros invasores españoles, financiados por intereses políticos y económicos de potencias
extranjeras, es decir no tuvo carácter nacionalista, pues los llamados ejércitos
“libertarios”, estaban conformados en su mayoría por ex-altos oficiales del
Real Ejercito Español, dignos representantes de la cultura occidental, de la
cultura europea; por ejemplo San Martín llegó a ser Coronel del Ejército
Español, militarmente se formo en España, participando en las batallas de
Aragón, Rosellón, Adalucia así como en Bailen (1811), defendiendo a la corona
española. Bolívar fue hijo de nobles y acaudalados venezolanos, formó parte del
ejército español, y luchó en contra de la resistencia de los indios kheshwaymaras,
tawantinsuyanos. José de La Mar,
que más tarde llegó a ser el primer presidente “constitucional” de la nueva
república criolla-mestiza llamada Perú, fue general del ejército español, participo
en la guerra entre España y Francia, llegando a ser benemérito de España,
inspector general del Virreinato del Perú. Estos fueron los personajes, que se
independizaron de su madre patria España y por supuesto jamás se preocuparon
por reivindicar los valores nacionales de nuestra cultura ancestral, los
derechos fundamentales de los indios kheswaymaras, tawantinsuyanos. El tributo
del indio estuvo vigente hasta el 5 de julio de 1854 y la esclavitud del negro siguió
vigente hasta el 3 de diciembre de 1854, es decir estuvieron vigentes por 34
años posteriores a la “independencia”.
La intención del criollo oficial monarquista San
Martín, que encabezaba la “corriente libertadora del sur” no fue expulsar a los
invasores españoles y sus descendientes, que venían a constituir sus hermanos
de sangre; su objetivo era establecer en el Perú una monarquía “constitucional”
con un rey como gobernante, es decir sólo buscaba separar al Perú de su madre
patria España, conservando los privilegios de los aristócratas, quienes
participarían en forma directa en el gobierno del nuevo estado criollo,
manteniendo la situación de esclavitud de los tawantinsuyanos, de los indios
incásicos y continuando la explotación despiadada, el despojo de tierras, la
aniquilación, las masacres, las violaciones, es decir la situación empeoró, con
la única diferencia de reemplazar al virrey por un Rey. Para ello, San Martín
creo la “Orden del Sol” así como la “Sociedad Patriótica”, cuyos integrantes eran
todos criollos. Estas órdenes criollas sustentarían la monarquía. Además secretamente
envió a Europa, personeros suyos a buscar un príncipe para instalarlo en el
trono peruano.
En 1820, los bárbaros invasores encabezados por el
Virrey Joaquín de Pezuela, recibieron instrucciones de Fernando VII rey del
país invasor, para que negociara con el criollo San Martín. El virrey Pezuela,
al enterarse del desembarco en Paracas, de San Martín, le envió una nota en la
que le invita a entablar negociaciones, a través de delegados de ambas partes,
San Martín acepto de inmediato la oferta, llevándose a cabo las negociaciones en
Miraflores. Una vez reunidos, los representantes de ambas partes expusieron sus
encargos; los enviados de San Martín propusieron el establecimiento de una
monarquía, que gobernaría en lugar del Virrey; sorprendidos por dicha propuesta, los delegados del virrey se
pronunciaron por un arreglo basado en la jura de la Constitución liberal
de 1812. al final no se pusieron de acuerdo. Como podrán apreciar, en este
intento de llegar a un arreglo pacífico el “libertador” resulto siendo más
reaccionario que el virrey.
El 2 de Junio de 1821, en la conferencia de
Punchauca, San Martín, propone al Virrey, el establecimiento de una regencia
para gobernar el Perú, integrada por el Virrey La Serna como regente, y dos
corregentes, un representante colonial y un representante de los
“independientes”, ésta regencia se haría cargo del gobierno del país,
ejerciendo el mando supremos de las
tropas coloniales y libertadora, hasta la llegada del príncipe español que San
Martín había encargado buscar, para asumir el trono peruano. La propuesta no
podía ser mejor para los intereses de los invasores españoles, que los
representantes del virrey estuvieron de acuerdo con la idea y la aceptaron.
Por su parte los Kheswaymaras, continuando con su
lucha de expulsión de los invasores Españoles que ya duraba 300 años,
aprovecharon la presencia de la expedición “libertadora” de San Martín, para
intensificar sus actividades, formando un verdadero ejército, que poseía gran
audacia, constancia y valor, con la pequeña cantidad de armas de fuego que
poseían, atacaban en forma sorpresiva a
las tropas invasoras, ocasionándoles enormes bajas, manteniendo en alto, el
espíritu combativo de los pueblos Kheswaymaras. Brindaban al ejército
“libertador” información completa sobre la actividad de los invasores; con
frecuencia el kheswaymara moría sin testigos, en el desierto, en la puna.
Derrotado y capturado era sacrificado sin compasión; a pesar de todo ello
ejecutaba grandes proezas que la historia oficial no registra, por el amor a la
patria sin esperar altos puestos, con el ánimo de restaurar nuestro TAWANTINSUYU,
expulsando a los invasores, que nos arrebataron nuestra felicidad, nuestras
alegrías, nuestra tierra que siempre fue nuestra. Rememorando las gestas
heroicas de Manco Inca, Cahuide, Túpac amaru I, Tupac Amaru II, Pedro
Vilcapaza, Túpac Katari entre otros.
Los Kheswaymaras, constituían un auténtico ejército
regular nacionalista, amenazaban invadir Lima Para expulsar a los Españoles,
pero San Martín no lo permitió, estableciendo estricto control sobre ellos, al
extremo de prohibir que se les de armas y municiones, porque este ejercito de
runas kheswaymaras, era un peligro, porque lucharían por el establecimiento de
una autentica República Popular de raíces nacionalistas, lucharían por el
restablecimiento del Tawantinsuyu, en lugar de la monarquía deseada por San
Martín.
El Virrey La Serna, confiado en la política conciliadora y
monarquizante de San Martín, confirmada por las entrevistas de Miraflores y
Punchauca, ante el asedio constante de los Kheswaymaras, que cercaban Lima y
que habían desplegado sus tropas por todo el valle circundante, amenazando con
invadirla, abandona Lima dejando como gobernador al marqués de Montemira,
solicitando a San Martín que entrará a Lima cuanto antes para impedir que el
ejército kheswaymara tome la capital. Igualmente los españoles y criollos de
Lima, aterrorizados ante el inminente
ingreso del ejercito tawantinsuyano, rogaron a San Martín, para que ingresara
pronto a la capital; San Martín por su parte ofreció retirar a los kheswaymaras
a cambio de una invitación oficial para su ingreso a Lima y el compromiso del cabildo para jurar
la “independencia”. Establecido el acuerdo, San Martín persuadió a los
Kheswaymaras para que se alejen de las cercanías de la capital, los indios
confiados en su liberación se retiran. Culminado el retiro del ejército
kheswaymara, San Martín entra a la capital, instalándose en el antiguo palacio
de los Virreyes, en ella se reunió con los españoles que constituían la
nobleza, los titulados de Castilla, los miembros del Tribunal del Consulado,
las cabezas de las familias colonialistas y el cabildo eclesiástico. Tal como habían
arreglado, todos estos personajes colonialistas, se “pronunciaron” a favor del
pedido de San Martín, redactando el acta de independencia. De acuerdo a lo
pactado, la proclamación de la independencia del 28 de Julio de 1821, se
realizó exactamente igual como las grandes festividades coloniales, con la
diferencia de que el lugar del Virrey
era ocupado por San Martín. En la procesión que salio del palacio
virreinal, estaban los catedráticos de la Universidad, los
titulados de Castilla, miembros de las órdenes militares, al centro San Martín
en lugar del Virrey, flanqueado por el portaestandarte y el Conde de San Isidro, seguido por el
Estado Mayor y los oficiales generales del ejército. Escoltaban la procesión
los alabarderos del Rey; cerraban la procesión un pelotón de Húsares, la
procesión se detuvo en la Plaza De
Armas, en donde se armo tabladillos desde el cual San Martín hizo la proclama
de la “independencia”, repitiendo este acto en otros tres puntos. Por las
noches del 28 y 29 de Julio, se realizaron suntuosos bailes, en las calles hubo
verbena general.
Proclamada la independencia, San Martín se hizo
proclamar Protector del Perú, instalando un consejo de Estado monarquista,
enviando dos emisarios ante las cortes europeas para que buscaran un príncipe
para el trono del Perú.
En tanto, los españoles y criollos “notables” que
intervinieron en la proclama de la “independencia”, solo para liberarse del
inminente ingreso del ejército Kheswaymara, que tenían previsto expulsar a los
invasores españoles y sus descendientes criollos, para restaurar el Tawantinsuyu,
empezaron a mostrar su hipocresía, recibiendo al general español Canterac el 18
de junio de 1823, con el mismo júbilo mostrado a San Martín; por su lado el
“Presidente” Riva Agüero, proponía al
Virrey La Serna
en Setiembre de 1823, un acuerdo de tres puntos: 1) Establecimiento de una
monarquía 2) En tanto se implemente la monarquía el gobierno sería presidido
por una regencia encabezada por el Virrey La Serna y 3) Se adoptaría la Constitución de
Cádiz. Posteriormente, el Marqués de Torre Tagle, que se hizo nombrar
“presidente” envió parlamentarios ante los generales españoles Monet y Canterac, para realizar
negociaciones secretas, proclamando su apoyo incondicional al régimen virreinal,
igual posición tenían el presidente del Congreso Constituyente, todos los
diputados que quedaron en Lima, y las “personas distinguidas”. Todos ellos
rogaban a su “señor” por el pronto restablecimiento del Virreinato, para
mantener sus privilegios de nobles, su poder, para continuar con la explotación
del Runa Kheswaymara. Esa es la verdadera historia de la “independencia” de los
criollos. La nuestra, la de los indios, runas, Kheswaymaras, Tawantinsuyanos, continúa
escribiéndose con el retorno de la
Tempestad en los Andes.
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