En
Occidente, los grandes medios presentan al politólogo francés Thierry
Meyssan como una especie de idiota. Pero en la mayoría del mundo
se le reconoce como uno de los principales pensadores contemporáneos
en materia de relaciones internacionales. La principal cadena de
televisión rusa acaba de dedicar un reportaje a su último libro en su
emisión informativa estelar. Los periodistas rusos, que ya conocen el
trabajo de Meyssan sobre la estrategia del Pentágono, han encontrado en
ese libro las pruebas de sus nuevas investigaciones.
Después de las «primaveras árabes», el mundo será testigo de
las “primaveras latinoamericanas”, o sea de una serie de “revoluciones” y
golpes de Estado en Latinoamérica. Esta es una premisa básica del nuevo
libro del célebre analista y politólogo Thierry Meyssan: Los crímenes del Estado profundo.
El Estado profundo es un sector muy influyente de la élite
estadounidense cuyos miembros han utilizado el Medio Oriente en un
experimento geopolítico que consiste en desestabilizar el mundo para
obtener ventajas económicas. De hecho ese es el nuevo formato de la
política colonial. Se trata de robar a los países débiles, pero de una
manera diferente. Por cierto, es de destacar que Donald Trump no está
incluido en ese ignominioso sector.
Formalmente, esta nueva política se inició el 11 de septiembre
de 2001, después del horrible ataque terrorista de Nueva York
–la destrucción de las Torres Gemelas– que dio paso a la adopción de la
llamada Patriot Act, legislación que permite una vigilancia omnipresente sobre toda la ciudadanía estadounidense.
Meyssan escribe sobre el fin de la democracia en Estados Unidos. Pero va incluso más lejos y afirma que la Patriot Act
fue concebida mucho antes del 11 de septiembre. Restringir las
libertades era parte del plan. Otro aspecto es el control total de los
medios de difusión por parte de Washington. La prensa occidental
se descompone ante nuestros ojos. En el contexto actual, los periódicos
de la era soviética parecen faros de la democracia.
El nuevo libro del escritor y periodista francés Thierry Meyssan está
ausente de las librerías parisinas. Se vende solamente
por correspondencia. En su país natal, este autor es considerado un
personaje poco confiable desde que se atrevió, hace 16 años, a poner
en duda públicamente la versión oficial de los atentados terroristas
cometidos en Nueva York el 11 de septiembre de 2001.
Durante todos estos años, Meyssan se ha visto obligado a vivir y
trabajar en el Medio Oriente, donde ha sido testigo de la aplicación
progresiva de la estrategia del nuevo orden mundial, construida sobre
las ruinas de las Torres Gemelas.
La edición rusa del libro de Meyssan salió a la venta bajo el título Lo Crímenes del Estado profundo: del 11 de Septiembre a Donald Trump (Преступления глубинного государства. От 11 сентября до Дональда Трампа).
Nuestros lectores no se sorprenderán al enterarse de que tras los
acontecimientos que se han producido en el mundo durante las dos últimas
décadas hay un grupo de personas, de las que sólo algunas son
dirigentes oficiales de los países implicados. El hecho es que todo
lo que sucede se hace para aplicar la idea de unos pocos, está sujeto a
la lógica de unos pocos y a su férrea voluntad. Eso no es nuevo para
nosotros.
Pero el libro de Meyssan nos ofrece la posibilidad de entender los
mecanismos reales que mueven las relaciones internacionales modernas con
todo su cinismo, sus mentiras y la sangre que hacen derramar.
«Es el resultado de mi trabajo desde hace 7 años, al servicio de
diferentes gobiernos. Trabajé con documentos diplomáticos, con
funcionarios, con diplomáticos. No es una “teoría del complot” sino una
descripción de los métodos de trabajo de ciertos protagonistas.
Desgraciadamente, no hay más explicación que la que describí (…)
No tengo obligatoriamente razón pero estoy cerca de la verdad. Todo
el mundo ve hoy que el mundo se ha vuelto loco, que los acontecimientos
son nefastos, pero nadie entiende cómo ni por qué. Eso es lo que yo
explico. Explico la reacción de jugadores (…) Yo estoy seguro de la
veracidad de esos hechos», asegura el periodista francés Thierry Meyssan.
El Estado profundo tiene, como todo, su propia historia. En la de los
Estados Unidos de la época contemporánea, la cuenta regresiva comienza
generalmente con el asesinato del presidente Kennedy.
Por otra parte, Meyssan comienza a testimoniar sobre la historia de este «Estado profundo»,
el del 11 de septiembre de 2001. Según él, ese día hubo en
Estados Unidos un golpe de Estado. Ese golpe llevó al poder a un grupo
de personas unidas por una idea común.
Las raíces de esa idea pueden encontrarse a principios de los años 1990 en la Defense Policy Guidance redactada por Paul Wolfowitz: el concepto de liderazgo mundial y la supresión de posibilidad de competencia en ese aspecto.
«Hasta el año 2002 suponían que los recursos energéticos estaban
agotándose, tenían que controlar todas las fuentes de energía fósil.
Es por eso que invadieron Irak. Pero ahora entienden que el petróleo y
el gas van a durar 2 o 3 siglos, quizás mucho más tiempo.
Por consiguiente, la política de Occidente está cambiando. Ideas
inaceptables para una persona normal conforman el núcleo de esta
política. El ejército de Estados Unidos está convencido de que hay que
extorsionar a todos los grandes Estados, dividir el mundo en dos y
explotar la segunda parte del mundo. Comenzaron destruyendo el Medio
Oriente, en Libia, en Siria, en Irak, en Yemen, Afganistán, Turquía,
en Arabia Saudita, y eso no es un efecto colateral. Es su objetivo:
destruir las instituciones de los Estados para que nadie pueda rivalizar
con ellos», explica Thierry Meyssan.
Meyssan llama la atención del lector sobre el hecho que ninguna de
las guerras desatadas por Washington ha terminado, a pesar del cambio de
administración y de la alternancia de los partidos políticos en el
poder. Eso significa que «el Estado profundo» no tiene como
objetivo el derrocamiento de gobiernos, ni apropiarse de los recursos
o controlar el paso del petróleo o del gas en determinada región.
Su objetivo es la destrucción total de los países mismos.
«Naturalmente, yo no sé exactamente quién dirige ese proyecto.
Pero he identificado a algunos responsables, por ejemplo, Hillary
Clinton, el general Petraeus, Jeffrey Feltman –ex número 2 del
Departamento de Estado (…) Ese sistema en sí mismo evoluciona con el
tiempo. En 2001 lo dirigía el vicepresidente Cheney, quien hoy ya
no ejerce en él ningún papel (…) Esa organización está vinculada a los
gobiernos del Reino Unido y de Israel. Tenemos pruebas documentales de
su existencia pero todavía no sabemos cómo está organizada», prosigue Thierry Meyssan.
Esta estrategia, que contradice por completo el concepto actual del
imperialismo moderno, fue propuesta por el profesor Thomas Barnett,
investigador principal en el Departamento de Estudios Estratégicos del
Centro de Estudios Navales de Estados Unidos. Y fue anunciada
públicamente en marzo de 2003, justo antes del ataque contra Irak.
Según esta estrategia, habría que dividir el mundo en dos partes: una
zona estable, favorecida por el Sistema, y una zona de caos, donde
la gente no podrá ni siquiera concebir la posibilidad de resistir sino
sólo tratar de sobrevivir. Las empresas transnacionales podrán explotar
libremente los recursos naturales y humanos, sin obligaciones que
respetar ni responsabilidades que asumir ante alguien. Este Nuevo Mapa del Pentágono parece algo tan cruel que nadie pensaba que algo así pudiese llegar a ponerse en práctica.
«En 2004, un “alertador” del ministerio británico de Exteriores
[Derek Pasquill] reveló documentos internos clasificados y,
por supuesto, fue encarcelado de inmediato. Según aquellos documentos,
el Reino Unido ya estaba preparando las primaveras árabes en 2004 (…)
Otro documento es un tratado secreto entre Francia y Turquía,
planificando los acontecimientos en Libia y en parte los de Siria (…)
un tercer documento es un documento de la administración de la ONU y el
gobierno alemán: el plan completo de capitulación de Siria, un plan
tan cruel para ese país que habría tenido que sufrir condiciones que
nadie se atrevió a exigir de Japón después de la Segunda Guerra Mundial,
a pesar de que Japón tenía una responsabilidad en la guerra, lo que
no es el caso de Siria», explica Thierry Meyssan.
Casi toda África, Centroamérica y Latinoamérica, exceptuando Brasil y Argentina, caen en la zona de los «Estados no integrables»
condenados al caos. En esa zona aparece todo el Medio Oriente con
Turquía, el Golfo Pérsico, Irán y Pakistán, así como el centro de Asia,
el sudeste asiático y los Balcanes, con excepción de Grecia.
Ya están creadas todas las herramientas necesarias para lograr eso.
Pero hay un problema: la red de estructuras internacionales
no gubernamentales, el imperio subversivo de George Soros, el
conglomerado de cadenas de televisión mundiales –como CNN, BBC, Sky News, France24 y, por supuesto, Al-Jazeera– que resultó tan eficaz en los acontecimientos del Medio Oriente, están ahora movilizados en función de neutralizar a Trump.
«Trump es la única personalidad que, en Estados Unidos, el día
mismo de los hechos del 11 de septiembre, denunció el engaño. Aún
sin ser un político profesional, Trump entiende muy bien el
funcionamiento de su país. No es un imperialista sino un republicano.
Prometió poner fin a esta política exterior imperialista, detener las
actividades de los terroristas internacionales, parar de alimentar el
terrorismo en el mundo entero (…) En Irak, Barzani organizó un
referéndum de independencia, no sólo en su territorio sino en los que
había colonizado. Ahora se ve solo y se ha visto obligado a dimitir.
Lo mismo sucedió en Cataluña, donde Puigdemont declaró la independencia,
fue aislado de inmediato y se decidió a pedir ayuda aBruselas (…)
Por eso siguen gritando que Trump es un presidente débil y que casi toda
su administración está contra él. Pero eso quedará atrás. Todo cambiará
y todo está cambiando», dice Meyssan.
Realmente, el tiempo cambia todo. Y lo que parecía ser una teoría
“conspirativa” marginal, hoy es una explicación completamente sensata de
lo que está sucediendo en el planeta. Además, la demagogia oficial
no tiene otra explicación y cada día aporta algo nuevo.
Esto es lo más reciente: el primer ministro húngaro, Viktor Orban,
llamó la comunidad internacional a prestar atención a los documentos
publicados en Internet que demuestran que la Fundación Soros
(Open Society) influye directamente en las decisiones tomadas por la
Unión Europea. 226 miembros del Parlamento Europeo están vinculadas al
multimillonario [Soros]. Eso es más de la tercera parte de los miembros
del Parlamento Europeo. Hasta hace sólo unos días, afirmar el
multimillonario y filántropo George Soros se inmiscuyó activamente en la
política mundial y trató de controlar países enteros habría sido visto
como una teoría barata del complot.
Fuente
Red voltaire
Sobre la estrategia del Pentágono, ver:
Sobre el cabildeo de la Fundación Soros en el Parlamento Europeo, ver:
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