¿Qué pasaría si estallara una bomba nuclear de grupos terroristas?
Un estudio de la Fundación NPS Global advierte que habría 23.000 muertos
y más de 57.000 heridos y que la economía mundial se resentiría.
Analiza el hipotético impacto social y militar.

Entre
7.300 y 23.000 muertos, más de 57.000 heridos, destrucción de edificios
en un radio de 500 metros, expansión de la onda radioactiva en 850
metros, ola de pánico y caos, disminución del autocontrol de los
Estados, 2% de caída de PBI mundial, disminución del comercio
internacional en un 4%, caída de la inversión extranjera y un aumento
del 4% de la pobreza a nivel mundial.
Todos estos y muchos más
son los efectos que produciría una bomba nuclear terrorista en una
ciudad importante del mundo desarrollado. No se trata de números
lanzados al azar. Forman parte de datos concretos proyectados por un
detallado estudio que realizó un grupo de expertos multidisciplinarios
de alto nivel convocados por la Fundación NPS Global para su proyecto de
Red de Líderes de América latina y el Caribe.
Luego de dos años
de trabajo intenso, la Fundación NPS Global que dirige Irma Arguello
acaba de elaborar el detallado estudio sobre el hipotético impacto
mundial que tendría una bomba nuclear en manos de terroristas. "Se trata
de una baja probabilidad aunque el daño potencial que involucra hace de
este hipotético caso un evento de alto riesgo mundial que debemos
atender y prevenir", expresó Arguello a Infobae poco antes de presentar
el trabajo en sociedad.
El estudio involucró a especialistas en
temas de seguridad, economistas, expertos en defensa e investigadores en
seguridad nuclear.
El caso en análisis se tomó sobre la base de
una eventual bomba nuclear de fisión de uranio de alto enriquecimiento
HEU de una potencia de 1 kilotón (15 veces más chica que la bomba de
Hiroshima) detonada por terroristas. Este material cabe en una bolsa de
supermercado si se pone todo el uranio de alto enriquecimiento
necesario. Arguello dijo que hoy los grupos terroristas como el ISIS o
Boko Haram logran ataques de baja tecnología pero "es lógico que se
interesen por un atentado más sofisticado de alta tecnología, por lo que
debemos llamar a la prevención".

El
trabajo de la Fundación NPS Global estima que una bomba nuclear de este
impacto generará entre 7.300 y 23.000 muertos y más de 57.000 heridos
con un impacto radioactivo de unos 850 metros alrededor del lugar del
ataque. El estudio eligió una ciudad típica de un país desarrollado
aunque no menciona cuál podría ser. Este tipo de ataque nuclear -destaca
el trabajo- llevaría a una depresión económica mundial tan grave como
la crisis financiera de 2008, donde unas 30 millones de personas caerían
en situación de extrema pobreza.
Entre los "impactos directos"
identificados en el estudio figura la disminución del autocontrol de los
estados, aumento de unilateralismo en el uso del poder militar, la
disminución del 2% del PBI mundial, la caída del 4% del comercio
internacional, la propagación de una lluvia radioactiva en 319
kilómetros cuadrados y la posibilidad de la aparición de ciertos tipos
de cáncer y leucemia en individuos expuestos.
A su vez, entre los
"efectos indirectos" de una eventual bomba nuclear como la analizada,
los investigadores apuntan que puede existir una disminución de la ayuda
humanitaria, escasez de suministros médicos y una profundización de los
impactos negativos con una gran incertidumbre a nivel mundial.

En este aspecto, se plantean dos escenarios posibles para las relaciones
internacionales. Si el material usado por el grupo terrorista aprovechó
las fallas de seguridad en instalaciones vulnerables para adquirir el
material físil, podría haber un fortalecimiento de los miembros
permanentes del Consejo de Seguridad. Pero en el supuesto de que los
perpetradores hayan actuado con el apoyo directo o indirecto de algún
estado patrocinador, "se produciría una profunda crisis internacional
con el aumento de la militarización en todas las regiones" del planeta.
Como
eje central para la prevención, Arguello dijo a Infobae que "es
recomendable la extrema protección de materiales sensibles y que todos
los países rindan cuenta de su seguridad física nuclear". Al evaluar a
países como la Argentina, la directora de NPS Global destacó que
"nuestros países pueden ser usados para la triangulación de material
para una bomba nuclear o como santuarios de grupos terroristas a la vez
que el contrabando de esos materiales puede seguir las vías del
narcotráfico o la trata de personas".
El estudio menciona una
serie de recomendaciones para evitar este tipo de ataques y exige a los
países que arbitren los medios necesarios para reducir el riesgo de
detonación de un dispositivo nuclear terrorista. Para ello se plantea
"reducir o eliminar el uranio de alto enriquecimiento y el plutonio
separado (civil y no civil) con el apoyo de tecnologías de avanzada para
conversión de reactores y la producción de radioisotopos medicinales
sin uranio enriquecido". También se propone brindar seguridad a todos
los materiales e instalaciones nucleares, implementar sistemas
confiables de control en las fronteras y medidas de alcance global en el
Consejo de Seguridad de la ONU y establecer estrategias a cumplir en
materia de compromisos en seguridad nuclear, entre otros temas.
En
el estudio que se desarrolló durante dos años participaron además de
Arguello, el ex ministro de defensa Ricardo López Murphy, el politólogo
especialista en temas de seguridad Juan Battaleme, el sociólogo Mariano
Bartolomé, el abogado Emiliano Buis y el economista Alfredo Gutiérrez
Girault, entre otros. El trabajo ya se presentó en Londres, en Viena y
recientemente en Singapur. En estos lugares la comunidad internacional
de expertos en política nuclear recibió con mucho interés los detalles
de la investigación.
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